35 Juan era como una lámpara que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis gozar de su luz un poco de tiempo.
36 Pero tengo a mi favor un testimonio de más valor que el de Juan. Lo que yo hago, que es lo que el Padre me encargó que hiciera, prueba que de veras el Padre me ha enviado.
37 Y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio a mi favor, a pesar de que nunca habéis oído su voz ni lo habéis visto
38 ni su mensaje ha penetrado en vosotros, porque no creéis en aquel que el Padre envió.
39 Estudiáis las Escrituras con toda atención porque esperáis encontrar en ellas la vida eterna; y precisamente las Escrituras dan testimonio de mí.
40 Sin embargo, no queréis venir a mí para tener esa vida.
41 “Yo no acepto honores que vengan de los hombres.