11 Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían.
12 Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:–Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada.
13 Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada.
14 La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:–Verdaderamente este es el profeta que había de venir al mundo.
15 Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo.
16 Al llegar la noche, los discípulos de Jesús bajaron al lago,
17 subieron a una barca y comenzaron a cruzarlo en dirección a Cafarnaún. Era completamente de noche, y Jesús todavía no había regresado.