30 Os aseguro que todo ello sucederá antes que haya muerto la gente de este tiempo.
31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 “En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre.
33 “Por tanto, permaneced despiertos y vigilantes, porque no sabéis cuándo llegará el momento.
34 Esto es como un hombre que, a punto de irse a otro país, deja a sus criados al cargo de la casa. A cada cual le señala su tarea, y ordena al portero que vigile.
35 Así que permaneced despiertos, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana.
36 ¡Que no venga de repente y os encuentre durmiendo!