22 Llegaron a Betsaida, y llevaron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocara.
23 Jesús tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Le mojó los ojos con saliva, puso las manos sobre él y le preguntó si veía algo.
24 El ciego comenzó a ver y dijo:–Veo gente. Me parecen árboles que andan.
25 Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y el hombre miró con atención y quedó sanado: ya todo lo veía claramente.
26 Entonces lo mandó a su casa y le dijo:–No vuelvas al pueblo.
27 Después de esto, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el camino preguntó a sus discípulos:–¿Quién dice la gente que soy yo?
28 Ellos contestaron:–Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que eres Elías, y otros, que eres uno de los profetas.