24 Por eso te digo que, en el día del juicio, tu castigo será más duro que el de los habitantes de la región de Sodoma.”
25 Por aquel tiempo, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos.
26 Sí, Padre, porque así lo has querido.”
27 “Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.
28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.
29 Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso.
30 Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.”