2 que está basada en la esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, prometió esta vida desde antes que el mundo existiera;
3 y ahora, a su debido tiempo, nos ha dado a conocer su mensaje por medio de la predicación que me ha sido confiada por mandato de Dios nuestro Salvador.
4 A Tito, verdadero hijo mío en esta fe que los dos tenemos, deseando que Dios nuestro Padre y Cristo Jesús nuestro Salvador derramen su gracia y su paz sobre ti.
5 Cuando te dejé en la isla de Creta, lo hice para que arreglases lo que quedaba por arreglar, y para que en cada pueblo nombrases ancianos de la iglesia, de acuerdo con lo que te encargué.
6 El anciano ha de ser irreprensible, esposo de una sola mujer. Sus hijos deben ser creyentes y no estar acusados de mala conducta o de rebeldía.
7 En cuanto al obispo, como administrador de las cosas de Dios, es necesario que lleve una vida recta. No debe ser terco ni de mal genio; no debe ser borracho ni amigo de peleas, ni ha de anhelar ganancias deshonestas.
8 Al contrario, ha de ser hospitalario y hombre de bien, de buen juicio, justo, consagrado a Dios y disciplinado.