19 el profeta de Judá se fue con él y comió y bebió en su casa.
20 Y estando ellos sentados a la mesa, el Señor habló al profeta anciano que había hecho volver al profeta de Judá,
21 y en voz alta dijo el anciano a éste:—El Señor ha dicho que por haber tú desobedecido las órdenes que te dio,
22 pues te volviste para comer y beber donde el Señor te ordenó que no lo hicieras, no reposará tu cuerpo en el sepulcro de tus antepasados.
23 Cuando el profeta de Judá acabó de comer y beber, el profeta anciano le aparejó el asno,
24 y el profeta de Judá se fue. Pero en el camino le salió al encuentro un león y lo mató, y su cuerpo quedó tirado en el camino. El asno y el león, sin embargo, se quedaron junto al cadáver.
25 En eso pasaron unos hombres y vieron el cadáver tirado en el camino, y que el león estaba todavía junto a él. Y cuando llegaron a la ciudad donde vivía el profeta anciano, contaron lo que habían visto.