4 Esto les causó mucho miedo, y dijeron: «Si dos reyes no pudieron resistir frente a él, ¿cómo vamos a resistir nosotros?»
5 Entonces el mayordomo de palacio, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los tutores mandaron a decir a Jehú: «Nosotros estamos a tus órdenes, y haremos todo lo que nos mandes, pero no vamos a nombrar rey a nadie. Haz lo que te parezca mejor.»
6 Por segunda vez les escribió Jehú, diciéndoles: «Si ustedes están de mi parte y quieren obedecer mis órdenes, tomen las cabezas de los hijos de su señor, y mañana a estas horas vengan a verme a Jezreel.»Los setenta hijos varones del rey estaban con los grandes personajes de la ciudad que los habían criado,
7 así que al recibir éstos la carta, tomaron a los setenta varones y los mataron; luego echaron sus cabezas en unas canastas y las enviaron a Jezreel.
8 Cuando el mensajero llegó, le dijo a Jehú:—Han traído las cabezas de los hijos del rey.Jehú ordenó:—Pónganlas en dos montones a la entrada de la ciudad, y déjenlas allí hasta mañana.
9 Al día siguiente salió Jehú, y puesto de pie dijo a todo el pueblo:—Ustedes son inocentes. Yo fui quien conspiró contra mi señor y lo mató; pero, ¿quién ha matado a todos estos?
10 Sepan bien que nada de lo que el Señor habló contra la familia de Ahab dejará de cumplirse. El Señor mismo ha hecho lo que anunció por medio de Elías, su siervo.