39 Y el mismo día que sacrificaron a sus hijos para honrar a sus ídolos, vinieron a mi santo templo y lo profanaron. ¡Esto es lo que han hecho, en mi propia casa!
40 »Enviaron mensajeros para hacer venir hombres de lejos, y ellos vinieron. Ellas dos se bañaron, se pintaron los ojos y se pusieron joyas para recibirlos;
41 se sentaron en una cama lujosa, con la mesa ya servida, y en ella pusieron el incienso y el aceite consagrados a mi servicio.
42 Se escuchaban los gritos de una multitud haciendo fiesta; eran hombres venidos del desierto, que adornaban a las mujeres poniéndoles brazaletes en los brazos y hermosas coronas en la cabeza.
43 Yo me decía: “Ahora van a servirse de estas prostitutas gastadas por los adulterios. ¡Nada menos que con ellas!
44 Vienen a Aholá y a Oholibá, mujeres libertinas, como quien va a las prostitutas.”
45 Pero los hombres justos dictarán contra ellas la sentencia que merecen las adúlteras y las asesinas. Porque adúlteras son, y tienen las manos manchadas de sangre.»