28 Dime cuánto quieres ganar, y te lo pagaré.
29 Entonces Jacob le dijo:—Tú bien sabes cómo he trabajado para ti y cómo he cuidado tus animales;
30 lo poco que tenías antes que yo viniera, ha aumentado enormemente, pues desde que llegué, el Señor te ha bendecido; pero, ¿cuándo voy a comenzar a trabajar para mi propia familia?
31 —¿Cuánto quieres que te pague? —insistió Labán.—No me pagues nada —respondió Jacob—. Volveré a cuidar tus ovejas, si aceptas lo que te voy a proponer:
32 déjame pasar hoy por entre tu rebaño, para apartar todos los corderitos negros y todos los cabritos manchados y moteados. Ellos serán mi salario.
33 Así, cuando más adelante vengas a ver lo que he ganado, tendrás la prueba de mi honradez: pues si en mi rebaño hay cabras que no sean manchadas o moteadas, o corderos que no sean negros, será que te los he robado.
34 —Está bien, acepto lo que propones —dijo Labán.