13 Cuando las autoridades vieron la valentía con que hablaban Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin estudios ni cultura, se quedaron sorprendidos, y reconocieron que eran discípulos de Jesús.
14 Además, el que había sido sanado estaba allí con ellos, y por eso no podían decir nada en contra.
15 Entonces los mandaron salir de la reunión, y se quedaron discutiendo unos con otros.
16 Decían:—¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Todos los habitantes de Jerusalén saben que han hecho esta señal milagrosa, y no lo podemos negar.
17 Pero a fin de que este asunto no siga corriendo de boca en boca, vamos a amenazarlos, para que de aquí en adelante no hablen en el nombre de Jesús a nadie.
18 Así que los llamaron y les ordenaron que no hablaran ni enseñaran nada acerca del nombre de Jesús.
19 Pero Pedro y Juan les contestaron:—Juzguen ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en lugar de obedecerlo a él.