1 Los que somos fuertes en la fe debemos aceptar como nuestras las debilidades de los que son menos fuertes, y no buscar lo que a nosotros mismos nos agrada.
2 Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo y hacer las cosas para su bien y para la edificación mutua.
3 Porque tampoco Cristo buscó agradarse a sí mismo; al contrario, en él se cumplió lo que dice la Escritura: «Las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.»
4 Todo lo que antes se dijo en las Escrituras, se escribió para nuestra instrucción, para que con constancia y con el consuelo que de ellas recibimos, tengamos esperanza.