53 Todos los días he estado con ustedes en el templo, y no trataron de arrestarme. Pero ésta es la hora de ustedes, la hora del poder de las tinieblas.
54 Arrestaron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.
55 Allí, en medio del patio, habían hecho fuego, y se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos.
56 En esto, una sirvienta, al verlo sentado junto al fuego, se quedó mirándolo y dijo:—También éste estaba con él.
57 Pero Pedro lo negó, diciendo:—Mujer, yo no lo conozco.
58 Poco después, otro lo vio y dijo:—Tú también eres de ellos.Pedro contestó:—No, hombre, no lo soy.
59 Como una hora después, otro insistió:—Seguro que éste estaba con él. Además es de Galilea.