35 Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a otro.
36 El dueño volvió a mandar más criados que al principio; pero los labradores los trataron a todos de la misma manera.
37 »Por fin mandó a su propio hijo, pensando: “Sin duda, respetarán a mi hijo.”
38 Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: “Éste es el que ha de recibir la herencia; matémoslo y nos quedaremos con su propiedad.”
39 Así que lo agarraron, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
40 »Y ahora, cuando venga el dueño del viñedo, ¿qué creen ustedes que hará con esos labradores?
41 Le contestaron:—Matará sin compasión a esos malvados, y alquilará el viñedo a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde.