11 Después llegaron las otras muchachas, diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!”
12 Pero él les contestó: “Les aseguro que no las conozco.”
13 »Manténganse ustedes despiertos —añadió Jesús—, porque no saben ni el día ni la hora.
14 »Sucederá también con el reino de los cielos como con un hombre que, estando a punto de irse a otro país, llamó a sus empleados y les encargó que le cuidaran su dinero.
15 A uno de ellos le entregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a otro mil: a cada uno según su capacidad. Entonces se fue de viaje.
16 El empleado que recibió las cinco mil monedas hizo negocio con el dinero y ganó otras cinco mil monedas.
17 Del mismo modo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil.