23 Porque los hijos de Amón y de Moab se levantaron contra los habitantes del monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, cada uno ayudó a destruir a su compañero.
24 Cuando Judá llegó a la atalaya del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí, sólo había cadáveres tendidos por tierra, ninguno había escapado.
25 Al llegar Josafat y su pueblo para recoger el botín, hallaron mucho entre ellos, incluyendo mercaderías, vestidos y objetos preciosos que tomaron para sí, más de lo que podían llevar. Y estuvieron tres días recogiendo el botín, pues había mucho.
26 Al cuarto día se reunieron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron al Señor. Por tanto llamaron aquel lugar el Valle de Beraca hasta hoy.
27 Y todos los hombres de Judá y de Jerusalén regresaron, con Josafat al frente de ellos, regresando a Jerusalén con alegría, porque el Señor les había hecho regocijarse sobre sus enemigos.
28 Entraron en Jerusalén, en la casa del Señor, con arpas, liras y trompetas.
29 Y vino el terror de Dios sobre todos los reinos de aquellas tierras cuando oyeron que el Señor había peleado contra los enemigos de Israel.