6 Y el rey y sus hombres fueron a Jerusalén contra los jebuseos, los habitantes de la tierra, y éstos dijeron a David: No entrarás aquí; aun los ciegos y los cojos te rechazarán; pues pensaban: David no puede entrar aquí.
7 No obstante, David conquistó la fortaleza de Sion, es decir, la ciudad de David.
8 Y dijo David aquel día: Todo el que quiera herir a los jebuseos, que suba por el túnel del agua y llegue a los cojos y a los ciegos, a los cuales el alma de David aborrece. Por eso se dice: Ni los ciegos ni los cojos entrarán en la casa.
9 David habitó en la fortaleza, y la llamó la ciudad de David. Y edificó David la muralla en derredor desde el Milo hacia adentro.
10 David se engrandecía cada vez más, porque el Señor, Dios de los ejércitos, estaba con él.
11 Y envió Hiram, rey de Tiro, mensajeros a David con madera de cedros, carpinteros y canteros, y construyeron una casa para David.
12 Y comprendió David que el Señor lo había confirmado por rey sobre Israel, y que había exaltado su reino por amor a su pueblo Israel.