3 Tus ungüentos tienen olor agradable, tu nombre es como ungüento purificado; por eso te aman las doncellas.
4 Llévame en pos de ti y corramos juntos. El rey me ha conducido a sus cámaras.
5 Soy morena pero preciosa, oh hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón.
6 No os fijéis en que soy morena, porque el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre se enojaron conmigo; me pusieron a guardar las viñas, y mi propia viña no guardé.
7 Dime, amado de mi alma: ¿Dónde apacientas tu rebaño ? ¿Dónde lo haces descansar al mediodía? ¿Por qué he de ser yo como una que se cubre con velo junto a los rebaños de tus compañeros?
8 Si tú no lo sabes, ¡oh la más hermosa de las mujeres!, sal tras las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.
9 A mi yegua, entre los carros de Faraón, yo te comparo, amada mía.