2 Tus dientes son como rebaño de ovejas trasquiladas que suben del lavadero, todas tienen mellizas, y ninguna de ellas ha perdido su cría.
3 Tus labios son como hilo de escarlata, y tu boca, encantadora. Tus mejillas, como mitades de granada detrás de tu velo.
4 Tu cuello, como la torre de David edificada con hileras de piedras; miles de escudos cuelgan de ella, todos escudos de los valientes.
5 Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela, que pacen entre lirios.
6 Hasta que sople la brisa del día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra y al collado del incienso.
7 Toda tú eres hermosa, amada mía, y no hay defecto en ti.
8 Ven conmigo desde el Líbano, esposa mía , ven conmigo desde el Líbano. Baja desde la cumbre del Amaná, desde la cumbre del Senir y del Hermón, desde las guaridas de leones, desde los montes de leopardos.