6 Tus dientes son como rebaño de ovejas que suben del lavadero, todas tienen mellizas, y ninguna de ellas ha perdido su cría.
7 Tus mejillas son como mitades de granada detrás de tu velo.
8 Sesenta son las reinas y ochenta las concubinas, y las doncellas, sin número;
9 pero sin igual es mi paloma, mi perfecta, es la hija única de su madre, la preferida de la que la dio a luz. Las doncellas la vieron y la llamaron bienaventurada, también las reinas y las concubinas, y la alabaron, diciendo:
10 "¿Quién es ésta que se asoma como el alba, hermosa como la luna llena, refulgente como el sol, imponente como escuadrones abanderados?"
11 Descendí al huerto de los nogales para ver el verdor del valle, para ver si la vid había retoñado, si los granados habían florecido.
12 Sin que me diera cuenta, mi alma me colocó sobre los carros de mi noble pueblo.