18 Grabad, pues, estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma; atadlas como una señal a vuestra mano, y serán por insignias entre vuestros ojos.
19 Y enseñadlas a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
20 Y escríbelas en los postes de tu casa y en tus puertas,
21 para que tus días y los días de tus hijos sean multiplicados en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, por todo el tiempo que los cielos permanezcan sobre la tierra.
22 Porque si guardáis cuidadosamente todo este mandamiento que os ordeno para cumplirlo, amando al Señor vuestro Dios, andando en todos sus caminos y allegándoos a El,
23 entonces el Señor expulsará de delante de vosotros a todas estas naciones, y vosotros desposeeréis a naciones más grandes y más poderosas que vosotros.
24 Todo lugar donde pise la planta de vuestro pie será vuestro; vuestras fronteras serán desde el desierto hasta el Líbano, y desde el río, el río Eufrates, hasta el mar occidental.