24 Y sucedió que cuando Moisés terminó de escribir las palabras de esta ley en un libro, hasta su conclusión,
25 Moisés ordenó a los levitas que llevaban el arca del pacto del Señor, diciendo:
26 Tomad este libro de la ley y colocadlo junto al arca del pacto del Señor vuestro Dios, para que permanezca allí como testigo contra vosotros.
27 Porque conozco vuestra rebelión y vuestra obstinación; he aquí, estando yo hoy todavía vivo con vosotros, habéis sido rebeldes contra el Señor; ¿cuánto más lo seréis después de mi muerte?
28 Reunid ante mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales, para que hable estas palabras a sus oídos, y ponga a los cielos y a la tierra como testigos en su contra.
29 Porque yo sé que después de mi muerte os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y el mal vendrá sobre vosotros en los postreros días, pues haréis lo que es malo a la vista del Señor, provocándole a ira con la obra de vuestras manos.
30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la asamblea de Israel las palabras de este cántico hasta terminarlas.