8 Entonces hicieron volver a Moisés y Aarón ante Faraón, y él les dijo: Id, servid al Señor vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?
9 Y Moisés respondió: Iremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos; con nuestros hijos y nuestras hijas; con nuestras ovejas y nuestras vacadas iremos, porque hemos de celebrar una fiesta solemne al Señor.
10 Y él les dijo: ¡Así sea el Señor con vosotros si os dejo ir a vosotros y a vuestros pequeños! Tened cuidado porque tenéis malas intenciones.
11 No será así; id ahora sólo los hombres, y servid al Señor, porque eso es lo que habéis pedido. Y los echaron de la presencia de Faraón.
12 Entonces el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto, para traer la langosta, a fin de que suba sobre la tierra de Egipto y devore toda planta de la tierra, todo lo que el granizo ha dejado.
13 Y extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto, y el Señor hizo soplar un viento del oriente sobre el país todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana, el viento del oriente trajo las langostas.
14 Y subieron las langostas sobre toda la tierra de Egipto y se asentaron en todo el territorio de Egipto; y eran muy numerosas. Nunca había habido tantas langostas como entonces, ni las habría después.