14 Traspasaste con sus propios dardos la cabeza de sus guerreros que irrumpieron para dispersarnos; su regocijo fue como el de los que devoran en secreto a los oprimidos.
15 Marchaste por el mar con tus caballos, en el oleaje de las inmensas aguas.
16 Oí, y se estremecieron mis entrañas; a tu voz temblaron mis labios. Entra podredumbre en mis huesos, y tiemblo donde estoy. Tranquilo espero el día de la angustia, al pueblo que se levantará para invadirnos.
17 Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos,
18 con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación.
19 El Señor Dios es mi fortaleza; El ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar. Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda.