3 Yo, el Señor, soy su guardador; a cada momento la riego. Para que nadie la dañe, la guardo noche y día.
4 No tengo furor. Si alguien me da zarzas y espinos en batalla, los pisotearé, los quemaré completamente,
5 a no ser que él confíe en mi protección, que haga la paz conmigo, que conmigo haga la paz.
6 En los días venideros Jacob echará raíces, Israel florecerá y brotará, y llenará el mundo entero de fruto.
7 ¿Acaso con la herida del que lo hirió fue herido, o como con la matanza de sus muertos fue muerto?
8 Contendiste con él desterrándolo, expulsándolo. Con su soplo violento lo echó en el día del viento solano.
9 Así pues, con esto la iniquidad de Jacob será perdonada, y este será todo el fruto del perdón de su pecado: cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal pulverizadas; cuando no estén en pie las Aseras y los altares de incienso.