3 Con los pies es hollada la corona de arrogancia de los ebrios de Efraín.
4 Y la flor marchita de su gloriosa hermosura, que está sobre la cabeza del valle fértil, será como el primer higo maduro antes del verano, el cual uno ve, y tan pronto está en su mano se lo traga.
5 En aquel día el Señor de los ejércitos será hermosa corona, gloriosa diadema para el remanente de su pueblo,
6 espíritu de justicia para el que se sienta en juicio, y fuerza para aquellos que rechazan el asalto en la puerta.
7 También estos se tambalean por el vino y dan traspiés por el licor: el sacerdote y el profeta por el licor se tambalean, están ofuscados por el vino, por el licor dan traspiés; vacilan en sus visiones, titubean al pronunciar juicio.
8 Porque todas las mesas están llenas de vómito asqueroso, sin un solo lugar limpio.
9 ¿A quién enseñará conocimiento, o a quién interpretará el mensaje? ¿A los recién destetados? ¿A los recién quitados de los pechos?