5 Y el pueblo será oprimido, el uno por el otro y cada cual por su prójimo; el joven se alzará contra el anciano, y el indigno contra el honorable.
6 Cuando un hombre eche mano a su hermano en la casa de su padre, diciendo: Tú tienes manto, serás nuestro jefe, y estas ruinas estarán bajo tu mando,
7 ese día el otro se indignará, diciendo: No seré vuestro sanador, porque en mi casa no hay ni pan ni manto; no debéis nombrarme jefe del pueblo.
8 Pues Jerusalén ha tropezado y Judá ha caído, porque su lengua y sus obras están contra el Señor, rebelándose contra su gloriosa presencia.
9 La expresión de su rostro testifica contra ellos, y como Sodoma publican su pecado; no lo encubren. ¡Ay de ellos!, porque han traído mal sobre sí mismos.
10 Decid a los justos que les irá bien, porque el fruto de sus obras comerán.
11 ¡Ay del impío! Le irá mal, porque lo que él merece se le hará.