21 ¿Qué dirás cuando El ponga sobre ti (a los que tú mismo habías enseñado) a antiguos compañeros para ser cabeza tuya? ¿No te vendrán dolores como de mujer de parto?
22 Y si dices en tu corazón: "¿Por qué me han sucedido estas cosas?" Por la magnitud de tu iniquidad te han quitado las faldas y descubierto tus calcañares.
23 ¿Puede el etíope mudar su piel, o el leopardo sus manchas? Así vosotros, ¿podréis hacer el bien estando acostumbrados a hacer el mal?
24 Por tanto, os esparciré como paja arrastrada por el viento del desierto.
25 Esta es tu suerte, la porción que ya he medido para ti --declara el Señor-- porque me has olvidado, y has confiado en la mentira.
26 Por lo cual yo también te levantaré las faldas sobre tu rostro, para que se vea tu vergüenza.
27 En tus adulterios y en tus relinchos, en la bajeza de tu prostitución sobre las colinas del campo, he visto tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Hasta cuándo seguirás sin purificarte?