25 Guarda tus pies de andar descalzos y tu garganta de la sed. Mas dijiste: "Es en vano. ¡No! Porque amo a los extraños, y tras ellos andaré."
26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se ha avergonzado la casa de Israel: ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas;
27 los que dicen al leño: "Mi padre eres tú", y a la piedra: "Tú me engendraste." Porque ellos me han vuelto las espaldas, y no el rostro; pero en el tiempo de su calamidad dirán: "Levántate y sálvanos."
28 Mas ¿dónde están tus dioses, los que hiciste para ti? Que se levanten, a ver si pueden salvarte en el tiempo de tu calamidad; porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá.
29 ¿Por qué contendéis conmigo? Todos vosotros os habéis rebelado contra mí--declara el Señor.
30 En vano he herido a vuestros hijos, no han aceptado corrección. Vuestra espada ha devorado a vuestros profetas como león destructor.
31 ¡Oh generación, atended a la palabra del Señor! ¿He sido yo un desierto para Israel, o una tierra de densa oscuridad? ¿Por qué dice mi pueblo: "Vaguemos libremente; no vendremos más a ti"?