2 Por tanto, así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mis ovejas y las habéis ahuyentado, y no os habéis ocupado de ellas; he aquí, yo me ocuparé de vosotros por la maldad de vuestras obras--declara el Señor.
3 Yo mismo reuniré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las he echado, y las haré volver a sus pastos; y crecerán y se multiplicarán.
4 Pondré sobre ellas pastores que las apacentarán, y nunca más tendrán temor, ni se aterrarán, ni faltará ninguna--declara el Señor.
5 He aquí, vienen días--declara el Señor-- en que levantaré a David un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra.
6 En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y este es su nombre por el cual será llamado: "El Señor, justicia nuestra."
7 Por tanto, he aquí, vienen días--declara el Señor-- cuando no dirán más: "Vive el Señor, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto",
8 sino: "Vive el Señor que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado"; y habitarán en su propio suelo.