8 sino: "Vive el Señor que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado"; y habitarán en su propio suelo.
9 En cuanto a los profetas: quebrantado está mi corazón dentro de mí, tiemblan todos mis huesos; estoy como un ebrio, como un hombre a quien domina el vino, por causa del Señor y por causa de sus santas palabras.
10 Porque la tierra está llena de adúlteros; porque a causa de la maldición se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos del desierto. Pues es mala la carrera de ellos y su poderío no es recto.
11 Porque tanto el profeta como el sacerdote están corrompidos; aun en mi casa he hallado su maldad--declara el Señor.
12 Por tanto, su camino será para ellos como resbaladeros; a las tinieblas serán empujados y en ellas caerán; porque traeré sobre ellos calamidad el año de su castigo--declara el Señor.
13 Además, entre los profetas de Samaria he visto algo ofensivo: profetizaban en nombre de Baal y extraviaban a mi pueblo Israel.
14 También entre los profetas de Jerusalén he visto algo horrible: cometían adulterio y andaban en mentiras; fortalecían las manos de los malhechores, sin convertirse ninguno de su maldad. Se me han vuelto todos ellos como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra.