2 Así dice el Señor: He aquí que suben aguas del norte y se convierten en torrente desbordante, que inunda la tierra y su plenitud, la ciudad y los que en ella habitan; clamarán los hombres, y gemirá todo habitante de la tierra
3 a causa del sonido de los cascos de sus corceles, del estruendo de sus carros y del estrépito de sus ruedas. No se vuelven los padres para cuidar a sus hijos, por la debilidad de sus brazos,
4 a causa del día que viene para destruir a todos los filisteos, para exterminar de Tiro y de Sidón a todo aliado que quede; porque el Señor destruirá a los filisteos, al remanente de la costa de Caftor.
5 Le ha sobrevenido la calvicie a Gaza, desolada ha sido Ascalón. Remanente de su valle, ¿hasta cuándo te sajarás?
6 ¡Ay, espada del Señor! ¿Hasta cuándo estarás inquieta? Vuélvete a tu vaina, reposa y cálmate.
7 ¿Cómo puede estar quieta, cuando el Señorle ha dado órdenes? Contra Ascalón y contra la costa del mar, allí la ha asignado.