3 Sobre él ciertamente abres tus ojos, y lo traes a juicio contigo.
4 ¿Quién hará algo limpio de lo inmundo? ¡Nadie!
5 Ya que sus días están determinados, el número de sus meses te es conocido, y has fijado sus límites para que no pueda pasarlos.
6 Aparta de él tu mirada para que descanse, hasta que cumpla su día como jornalero.
7 Porque hay esperanza para un árbol cuando es cortado, que volverá a retoñar, y sus renuevos no le faltarán.
8 Aunque envejezcan sus raíces en la tierra, y muera su tronco en el polvo,
9 al olor del agua reverdecerá y como una planta joven echará renuevos.