12 ¿Por qué te arrebata el corazón, y por qué centellean tus ojos,
13 para volver tu espíritu contra Dios y dejar salir de tu boca tales palabras?
14 ¿Qué es el hombre para que sea puro, o el nacido de mujer para que sea justo?
15 He aquí, Dios no confía en sus santos, y ni los cielos son puros ante sus ojos;
16 ¡cuánto menos el hombre, un ser abominable y corrompido, que bebe como agua la iniquidad!
17 Yo te mostraré, escúchame, y te contaré lo que he visto;
18 lo que los sabios han dado a conocer, sin ocultar nada de sus padres;