26 La espada que lo alcance no puede prevalecer, ni la lanza, el dardo, o la jabalina.
27 Estima el hierro como paja, el bronce como madera carcomida.
28 No lo hace huir la flecha; en hojarasca se convierten para él las piedras de la honda.
29 Como hojarasca son estimadas las mazas; se ríe del blandir de la jabalina.
30 Por debajo tiene como tiestos puntiagudos; se extiende como trillo sobre el lodo.
31 Hace hervir las profundidades como olla; hace el mar como redoma de ungüento.
32 Detrás de sí hace brillar una estela; se diría que el abismo es canoso.