9 He aquí, falsa es tu esperanza; con sólo verlo serás derribado.
10 Nadie hay tan audaz que lo despierte; ¿quién, pues, podrá estar delante de mí?
11 ¿Quién me ha dado algo para que yo se lo restituya? Cuanto existe debajo de todo el cielo es mío.
12 No dejaré de hablar de sus miembros, ni de su gran poder, ni de su agraciada figura.
13 ¿Quién lo desnudará de su armadura exterior? ¿Quién penetrará su doble malla?
14 ¿Quién abrirá las puertas de sus fauces? Alrededor de sus dientes hay terror.
15 Sus fuertes escamas son su orgullo, cerradas como con apretado sello.