31 sucederá que cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los hijos de Amón, será del Señor, o lo ofreceré como holocausto.
32 Y Jefté cruzó adonde estaban los hijos de Amón para pelear contra ellos; y el Señor los entregó en su mano.
33 Y los hirió con una gran matanza desde Aroer hasta la entrada de Minit, veinte ciudades, hasta Abel-keramim. Y los hijos de Amón fueron sometidos delante de los hijos de Israel.
34 Cuando Jefté llegó a su casa en Mizpa, he aquí, su hija salió a recibirlo con panderos y con danzas. Era ella su única hija; fuera de ella no tenía hijo ni hija.
35 Y cuando la vio, él rasgó sus ropas y dijo: ¡Ay, hija mía! Me has abatido y estás entre los que me afligen; porque he dado mi palabra al Señor, y no me puedo retractar.
36 Entonces ella le dijo: Padre mío, has dado tu palabra al Señor; haz conmigo conforme a lo que has dicho, ya que el Señor te ha vengado de tus enemigos, los hijos de Amón.
37 Y ella dijo a su padre: Que se haga esto por mí; déjame sola por dos meses, para que vaya yo a los montes y llore por mi virginidad, yo y mis compañeras.