5 Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;
6 pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná.
7 Y el maná era como una semilla de cilantro, y su aspecto como el del bedelio.
8 El pueblo iba, lo recogía y lo molía entre dos piedras de molino, o lo machacaba en el mortero, y lo hervía en el caldero y hacía tortas con él; y tenía el sabor de tortas cocidas con aceite.
9 Cuando el rocío caía en el campamento por la noche, con él caía el maná.
10 Y Moisés oyó llorar al pueblo, por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira del Señor se encendió en gran manera, y a Moisés no le agradó.
11 Entonces Moisés dijo al Señor: ¿Por qué has tratado tan mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia ante tus ojos para que hayas puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?