22 Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando envejezca.
23 Compra la verdad y no la vendas, adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia.
24 El padre del justo se regocijará en gran manera, y el que engendra un sabio se alegrará en él.
25 Alégrense tu padre y tu madre, y regocíjese la que te dio a luz.
26 Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se deleiten en mis caminos.
27 Porque fosa profunda es la ramera, y pozo angosto es la mujer desconocida.
28 Ciertamente como ladrón acecha, y multiplica los infieles entre los hombres.