10 no sea que se sacien los extraños de tus bienes, y tu esfuerzo vaya a casa del extranjero;
11 y al final te lamentes, cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido,
12 y digas: ¡Cómo he aborrecido la instrucción, y mi corazón ha despreciado la corrección!
13 No he escuchado la voz de mis maestros, ni he inclinado mi oído a mis instructores.
14 He estado a punto de completa ruina en medio de la asamblea y la congregación.
15 Bebe agua de tu cisterna y agua fresca de tu pozo.
16 ¿Se derramarán por fuera tus manantiales, tus arroyos de aguas por las calles?