18 Ven, embriaguémonos de amor hasta la mañana, deleitémonos con caricias.
19 Porque mi marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje;
20 se ha llevado en la mano la bolsa del dinero, volverá a casa para la luna llena.
21 Con sus palabras persuasivas lo atrae, lo seduce con sus labios lisonjeros.
22 Al instante la sigue, como va el buey al matadero, o como uno en grillos al castigo de un necio,
23 hasta que una flecha le traspasa el hígado; como el ave que se precipita en la trampa, y no sabe que esto le costará la vida.
24 Ahora pues, hijos míos, escuchadme, y prestad atención a las palabras de mi boca.