158 Veo a los pérfidos y me repugnan, porque no guardan tu palabra.
159 Mira cuánto amo tus preceptos; vivifícame, Señor, conforme a tu misericordia.
160 La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.
161 Príncipes me persiguen sin causa, pero mi corazón teme tus palabras.
162 Me regocijo en tu palabra, como quien halla un gran botín.
163 Aborrezco y desprecio la mentira, pero amo tu ley.
164 Siete veces al día te alabo, a causa de tus justas ordenanzas.