31 Pues, ¿quién es Dios, fuera del Señor? ¿Y quién es roca, sino sólo nuestro Dios,
32 el Dios que me ciñe de poder, y ha hecho perfecto mi camino?
33 El hace mis pies como de ciervas, y me afirma en mis alturas.
34 El adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar el arco de bronce.
35 Tú me has dado también el escudo de tu salvación; tu diestra me sostiene, y tu benevolencia me engrandece.
36 Ensanchas mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado.
37 Perseguí a mis enemigos y los alcancé; y no me volví hasta acabarlos.