3 No hay mensaje, no hay palabras; no se oye su voz.
4 Mas por toda la tierra salió su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras. En ellos puso una tienda para el sol,
5 y éste, como un esposo que sale de su alcoba, se regocija cual hombre fuerte al correr su carrera.
6 De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el otro extremo de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.
7 La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo.
8 Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos.
9 El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos;