8 Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti.
9 No seas como el caballo o como el mulo, que no tienen entendimiento; cuyos arreos incluyen brida y freno para sujetarlos, porque si no, no se acercan a ti.
10 Muchos son los dolores del impío, pero al que confía en el Señor, la misericordia lo rodeará.
11 Alegraos en el Señor y regocijaos, justos; dad voces de júbilo, todos los rectos de corazón.