1 Yo dije: Guardaré mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca como con mordaza, mientras el impío esté en mi presencia.
2 Enmudecí y callé; guardé silencio aun acerca de lo bueno, y se agravó mi dolor.
3 Ardía mi corazón dentro de mí; mientras meditaba, se encendió el fuego; entonces dije con mi lengua:
4 Señor, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy.
5 He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo un soplo. (Selah)
6 Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá.
7 Y ahora, Señor, ¿qué espero? En ti está mi esperanza.