4 Señor, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy.
5 He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo un soplo. (Selah)
6 Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá.
7 Y ahora, Señor, ¿qué espero? En ti está mi esperanza.
8 Líbrame de todas mis transgresiones; no me hagas la burla de los necios.
9 Mudo me he quedado, no abro la boca, porque tú eres el que ha obrado.
10 Quita de mí tu plaga; por la dureza de tu mano estoy pereciendo.