8 Una cosa del demonio ha sido derramada sobre él, así que cuando se acueste, no volverá a levantarse.
9 Aun mi íntimo amigo en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, contra mí ha levantado su calcañar.
10 Pero tú, oh Señor, ten piedad de mí y levántame, para que yo les pague como se merecen.
11 Por esto sé que conmigo te complaces, porque mi enemigo no canta victoria sobre mí.
12 En cuanto a mí, me mantienes en mi integridad, y me afirmas en tu presencia para siempre.
13 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde la eternidad hasta la eternidad. Amén y amén.