1 Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;
3 aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah)
4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo.
5 Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba.