2 Me he hundido en cieno profundo, y no hay donde hacer pie; he llegado a lo profundo de las aguas, y la corriente me anega.
3 Cansado estoy de llorar; reseca está mi garganta; mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios.
4 Más que los cabellos de mi cabeza son los que sin causa me aborrecen; poderosos son los que quieren destruirme, sin razón son mis enemigos, me hacen devolver aquello que no robé.
5 Oh Dios, tú conoces mi insensatez, y mis transgresiones no te son ocultas.
6 ¡No se avergüencen de mí los que en ti esperan, oh Señor, Dios de los ejércitos! ¡No sean humillados por mí los que te buscan, oh Dios de Israel!
7 Pues por amor de ti he sufrido vituperio; la ignominia ha cubierto mi rostro.
8 Me he convertido en extraño para mis hermanos, y en extranjero para los hijos de mi madre.